¿Qué son las pausas activas: ejemplos en el ambiente laboral?

Las pausas activas se han convertido en una herramienta fundamental para mejorar las condiciones de salud en el trabajo y contrarrestar el sedentarismo laboral​. 

Consisten en breves descansos dentro de la jornada en los cuales los colaboradores realizan ejercicios de estiramiento o movilidad para recuperar energía, reducir la fatiga y prevenir dolencias asociadas al trabajo​. Este concepto, también conocido como gimnasia laboral, ha ganado importancia entre líderes empresariales porque su correcta implementación contribuye tanto al bienestar de los empleados como a la productividad del negocio.

Las pausas activas son descansos breves programados durante la jornada laboral en los que se realizan actividades físicas (y a veces ejercicios mentales) con el fin de aliviar tensiones musculares, mejorar la circulación sanguínea y reducir la fatiga física y mental​.

 A diferencia de una pausa pasiva (descanso sin actividad), en una pausa activa el trabajador aprovecha unos minutos para hacer estiramientos o movimientos que rompen la monotonía de estar en una misma posición y ayudan a re-energizar el cuerpo. Por ejemplo, un empleado de oficina puede levantarse a estirar la espalda y las piernas, mientras que alguien en una línea de producción puede relajar las extremidades que ha mantenido en esfuerzo repetitivo.

Estas pausas suelen durar entre 5 y 10 minutos (hasta 15 minutos como máximo) y se realizan preferiblemente cada cierto tiempo durante la jornada​. 

Su importancia radica en que permiten la recuperación de energía y previenen el desgaste físico y mental continuo. Estudios en el ámbito laboral señalan que incorporar pausas activas incrementa la capacidad de concentración al retornar a las tareas y ayuda a disminuir el estrés acumulado​. 

En suma, son una práctica sencilla pero de alto impacto para el bienestar: al activar el cuerpo por unos minutos, el colaborador regresa a sus funciones con más vitalidad, lo que se refleja en mejor rendimiento y ánimo.

Existen numerosas razones, desde el cumplimiento normativo hasta mejoras en la cultura organizacional. A continuación destacamos las más relevantes:

🔶 Protección de la salud y prevención de enfermedades

la principal razón es cuidar la salud de los trabajadores. Las pausas activas ayudan a prevenir enfermedades laborales derivadas del sedentarismo o de movimientos repetitivos, disminuyendo la probabilidad de lesiones osteomusculares (por ejemplo, dolor de espalda, síndrome del túnel carpiano) y reduciendo la fatiga ocular en trabajos de pantalla​. 

Con estas pausas se evita que el cuerpo se vea afectado con el tiempo y se previenen posibles enfermedades o accidentes de trabajo​

🔶 Aumento de la productividad y concentración

aunque pueda parecer contradictorio “parar para producir más”, está comprobado que hacer breves descansos mejora el rendimiento. Pausar unos minutos para realizar ejercicios reactiva la circulación y despeja la mente, lo cual mejora la concentración y la creatividad al retomar las labores​. 

En consecuencia, los trabajadores mantienen un nivel de productividad más constante a lo largo del día y cometen menos errores por fatiga o falta de atención.

🔶 Mejor clima laboral

las pausas activas también tienen un impacto en el bienestar emocional del personal. Al moverse y relajarse brevemente, disminuyen los niveles de estrés y tensión acumulados​. 

Esto redunda en un mejor estado de ánimo individual y colectivo. Cuando una empresa promueve estos espacios de pausa, los colaboradores perciben que se preocupan por su bienestar, lo que mejora el clima laboral. Incluso, hacer ejercicios en grupo fomenta la integración y las relaciones interpersonales entre compañeros​, combatiendo la monotonía y elevando la motivación.

🔶 Cumplimiento legal y cultura de seguridad

en Colombia, como veremos más adelante, la legislación promueve y exige la implementación de actividades de pausa activa para proteger la salud de los empleados. Incorporarlas no solo atiende esta obligación legal, sino que demuestra el compromiso de la empresa con la seguridad y salud en el trabajo (SST). Es una señal de cultura organizacional madura, donde la alta dirección se involucra en prácticas de bienestar. Empresas con programas de pausas activas tienden a tener menores índices de ausentismo y menor riesgo de sanciones por incumplimiento de normas de salud ocupacional.

🔶 Bajo costo y apoyo disponible

otra razón práctica es que establecer pausas activas no implica grandes inversiones. Son actividades de costo cero que se pueden realizar en las mismas instalaciones de trabajo en pocos minutos. Además, las Administradoras de Riesgos Laborales (ARL) ofrecen apoyo y asesoría gratuita para implementarlas (capacitaciones, material didáctico, etc.), facilitando a las empresas su puesta en marcha

En síntesis, son iniciativas de alto beneficio y bajo costo.

En conjunto, estas razones muestran que las pausas activas no son tiempo perdido, sino tiempo ganado en salud, eficiencia y cumplimiento. Unos minutos al día dedicados a pausas activas pueden traducirse en colaboradores más sanos y empresas más productivas y sostenibles.

Implementar pausas activas de manera regular conlleva numerosos beneficios para la salud de los trabajadores, tanto en el plano físico como en el mental. A continuación, enumeramos los principales beneficios respaldados por expertos en salud ocupacional:

Mejora de la postura y reducción de dolores musculares: al realizar estiramientos periódicos, los empleados alivian la tensión de músculos cargados (cuello, hombros, espalda baja, etc.) y corrigen posturas encorvadas. Esto disminuye las molestias y dolores asociados a largas horas en una misma posición, previniendo trastornos musculo-esqueléticos a largo plazo​. 

Por ejemplo, estirar la columna y los hombros durante la pausa activa ayuda a evitar contracturas y a mantener la alineación de la espalda.

Disminución del sedentarismo y sus riesgos: las pausas activas combaten la inactividad física, señalada como factor de riesgo para enfermedades crónicas. Al levantarse y moverse regularmente, se contribuye a prevenir condiciones como obesidad, hipertensión, diabetes, entre otras, asociadas a estilos de vida sedentarios. De hecho, complementando las pausas activas con actividad física regular fuera del trabajo, se potencia la protección contra enfermedades no transmisibles​.


Activación de la circulación sanguínea: los movimientos durante las pausas (como caminar en el sitio, hacer rotación de tobillos o elevar talones y puntas) fomentan una mejor circulación de la sangre. Una mejor irrigación reduce la sensación de entumecimiento en las extremidades, disminuye la fatiga y aumenta la oxigenación del cerebro, repercutiendo en mayores niveles de energía​.

Reducción del estrés y la ansiedad: en el ámbito mental, unos minutos de desconexión activa permiten liberar tensiones psicológicas. Ejercicios sencillos de respiración y relajación durante la pausa activa ayudan a bajar los niveles de estrés acumulado en la jornada​. 

Está comprobado que movimientos suaves y pausas conscientes reducen la ansiedad y hasta el mal humor, contribuyendo a un mejor equilibrio emocional en el trabajo​.


Incremento de la capacidad cognitiva: un beneficio indirecto de estas pausas es que, al despejar la mente y oxigenar el cerebro, se potencia la capacidad de concentración y memoria a corto plazo. Los trabajadores pueden pensar con más claridad después de una breve sesión de estiramientos. Esto se traduce en mejor toma de decisiones y menor índice de errores por agotamiento mental.

Prevención del burnout y fatiga crónica: el burnout (síndrome de desgaste profesional) suele estar asociado a estrés prolongado y fatiga. Las pausas activas actúan como válvula de escape durante la jornada, impidiendo que el estrés se acumule en exceso. Al interrumpir la rutina antes de llegar al punto de saturación, se protege la salud mental a largo plazo y se previene el agotamiento extremo.

En resumen, los beneficios de las pausas activas abarcan desde una mejor condición física (menos dolencias y más energía) hasta un mayor bienestar mental (menos estrés y más ánimo). Estos efectos positivos no solo mejoran la calidad de vida del trabajador, sino que también favorecen a la empresa mediante empleados más saludables, comprometidos y productivos.

En Colombia, las pausas activas no son solo una buena práctica voluntaria, sino que están respaldadas por un marco normativo que busca proteger la salud de los trabajadores.

Los líderes y empleadores deben conocer estas disposiciones para cumplir con la ley y aprovechar el apoyo institucional disponible.

A continuación, destacamos las normas y lineamientos más importantes:

  • Decreto 1072 de 2015 (Decreto Único del Sector Trabajo): este decreto recopilatorio exige que todas las empresas implementen un Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST). Dentro de las acciones de este sistema, se indica que los programas de salud ocupacional deben incluir actividades preventivas para mitigar riesgos laborales, como las pausas activas​.

    Si bien el decreto no menciona literalmente “pausas activas”, sí enfatiza la importancia de cuidar la salud física y mental de los trabajadores, por lo que las pausas se han vuelto una estrategia ampliamente recomendada para prevenir trastornos por jornadas prolongadas en posturas fijas o sedentarias​.

    En la práctica, durante las inspecciones de las ARL o del Ministerio, se verifica que las empresas estén ejecutando este tipo de actividades como parte de su plan de bienestar laboral.
  • Reglamento interno de trabajo y Código Sustantivo del Trabajo: aunque el Código Sustantivo del Trabajo no específica las pausas activas, en su artículo 108 sí indica que el reglamento interno de trabajo de cada empresa debe estipular los periodos de descanso ordinarios y extraordinarios​. Por ello, muchas empresas han incorporado en sus reglamentos la figura de las pausas activas como descanso compensatorio cada cierto tiempo.

    Adicionalmente, la Ley 1355/2009 fue complementada con circulares y guías de las autoridades laborales que sugieren que toda labor continua de más de 2 horas debe interrumpirse con una pausa activa​. En consecuencia, es recomendable que el empleador autorice y organice estas pausas, cumpliendo con su deber de proteger integralmente la salud de los trabajadores, y que el trabajador a su vez participe y cumpla las instrucciones de seguridad y salud en el trabajo​.
  • Reglamento interno de trabajo y Código Sustantivo del Trabajo: aunque el Código Sustantivo del Trabajo no específica las pausas activas, en su artículo 108 sí indica que el reglamento interno de trabajo de cada empresa debe estipular los periodos de descanso ordinarios y extraordinarios​. Por ello, muchas empresas han incorporado en sus reglamentos la figura de las pausas activas como descanso compensatorio cada cierto tiempo.

    Adicionalmente, la Ley 1355/2009 fue complementada con circulares y guías de las autoridades laborales que sugieren que toda labor continua de más de 2 horas debe interrumpirse con una pausa activa​. En consecuencia, es recomendable que el empleador autorice y organice estas pausas, cumpliendo con su deber de proteger integralmente la salud de los trabajadores, y que el trabajador a su vez participe y cumpla las instrucciones de seguridad y salud en el trabajo​. 
  • Apoyo de las ARL: las Administradoras de Riesgos Laborales en Colombia tienen la función, establecida por ley, de asesorar a las empresas en la prevención de riesgos. Esto incluye apoyar la creación e implementación de programas de pausas activas. De hecho, la normativa señala que todas las empresas deben apoyarse en su ARL para promover pausas activas durante la jornada.

    En cumplimiento de ello, las ARL (Sura, Positiva, Colmena, etc.) ofrecen servicios como: capacitación a instructores internos, materiales audiovisuales, y acompañamiento para diseñar pausas activas ajustadas a las necesidades de cada organización​. 

    Aprovechar este apoyo no tiene costo adicional para la empresa, pues está cubierto por las cotizaciones al sistema de riesgos laborales.

En síntesis, la normatividad colombiana exige y respalda las pausas activas como parte de las obligaciones de empleadores y trabajadores en materia de salud ocupacional. No se trata solo de cumplir por evitar sanciones, sino de alinear la empresa con una política nacional de promoción de entornos laborales saludables. Conocer estas disposiciones ayuda a los líderes a entender que implementar pausas activas no es opcional, sino un elemento necesario de la gestión de talento humano y del SG-SST en cualquier organización.

​Determinar los momentos apropiados para realizar pausas activas es clave para maximizar sus beneficios sin interrumpir la productividad. La frecuencia y horario pueden ajustarse según el tipo de trabajo, pero existen recomendaciones generales basadas en la fisiología y la normativa.

Una buena práctica es realizar una pausa cada dos horas de trabajo continuo. Esta recomendación, respaldada por la Ley 1355 de 2009, sugiere que, durante una jornada de ocho horas, se incluyan al menos tres pausas activas. Estas pueden ubicarse a media mañana, a media tarde y, si es necesario, al final del día. También se ha comprobado que las pausas son especialmente efectivas después del almuerzo o tras tareas exigentes como reuniones extensas, ya que ayudan a reactivar el cuerpo y la mente antes de continuar con otras actividades.

Es conveniente adaptar la frecuencia y tipo de pausa según la labor que se realice. En trabajos estáticos o repetitivos, como los que se desarrollan frente a una pantalla o en líneas de producción, se recomienda hacer pausas más breves y frecuentes, incluso cada hora. En cambio, cuando las funciones implican movilidad constante, puede bastar con pausas menos regulares. En ambos casos, el objetivo es evitar el agotamiento físico y mental acumulado. Incorporarlas al cronograma y comunicarlas con anticipación facilita su adopción sin que se perciban como una interrupción improductiva.

Para que las pausas activas realmente se integren a la cultura de la empresa, es necesario tomar acciones que vayan más allá del simple permiso. Esto implica brindar herramientas, generar conciencia y facilitar condiciones para su práctica sostenida.

Capacitar a los empleados

La formación es el punto de partida. Los colaboradores deben entender qué son las pausas activas, cómo se hacen correctamente y por qué son importantes. Esto puede lograrse mediante talleres cortos, charlas con apoyo de la ARL o contenidos visuales explicativos. Además, designar personas dentro de cada equipo que lideren las pausas puede ser muy útil. Estos facilitadores no necesitan ser expertos, pero sí contar con instrucciones claras y motivación para coordinar los ejercicios diarios o semanales.

Crear un entorno propicio

Además del conocimiento, se necesita un ambiente que facilite la práctica. Esto incluye tener espacios disponibles, pero también una cultura que valore el bienestar. Incluir las pausas activas en el cronograma laboral, usar recordatorios digitales, variar las actividades y, sobre todo, contar con el ejemplo de líderes y jefes son acciones que ayudan a que esta práctica se consolide. Cuando los equipos ven que los directivos también se levantan a estirar y participar, el mensaje de compromiso con la salud laboral se fortalece.

Las pausas activas pueden diseñarse con distintos fines, dependiendo de las necesidades del equipo. A continuación, se presentan ejemplos específicos organizados por su propósito principal.

Para mejorar la circulación

Estiramiento de muñecas y manos

Estas articulaciones también se ven afectadas por la inmovilidad. Con los brazos extendidos al frente, hacer círculos con las manos —uniendo los dedos— ayuda a mejorar la irrigación y prevenir molestias asociadas al uso continuo de teclado o mouse.

Estiramiento de cuello y hombros

El estrés y la falta de movimiento prolongado tienden a acumular tensión en la zona cervical y de hombros. Inclinar la cabeza hacia un hombro y sostener suavemente durante unos segundos ayuda a aliviar la rigidez. Se puede complementar con rotaciones de hombros hacia adelante y hacia atrás para relajar la parte superior del cuerpo.

Paseos cortos

Una caminata breve, incluso dentro del lugar de trabajo, estimula el retorno venoso y previene la sensación de piernas pesadas. También puede incluirse la marcha estacionaria o elevación alternada de rodillas como forma de activar las piernas sin necesidad de desplazarse.

Para reducir el estrés

Respiración profunda

Ejercicios de respiración consciente como el método 4-4-4 (inhalar durante cuatro segundos, retener y exhalar durante el mismo tiempo) son ideales para inducir calma. Esta práctica, recomendada por el Ministerio de Salud, permite bajar el ritmo cardíaco y despejar la mente.

Ejercicios de mindfulness

Dedicar un par de minutos a enfocar la atención en la respiración, los sonidos o las sensaciones corporales ayuda a desconectarse del estrés momentáneo. Puede realizarse de pie o sentado, en silencio o con música suave de fondo.

Para aumentar la energía

Juegos de equipo breves

Actividades como “Simón dice” con estiramientos o secuencias simples de movimientos en grupo generan dinamismo, elevan el ánimo y promueven la cohesión sin necesidad de mucho espacio.

Desafíos de concentración

Retos cortos que combinen movimiento y atención —como aplaudir en secuencia, seguir un ritmo con palmadas o reaccionar a comandos físicos— activan el cuerpo y la mente, ideales para superar la fatiga post-almuerzo.

Antes de la pausa activa

  • Definir horarios y duración de cada pausa (recomendado: 5-10 minutos cada 2-3 horas).
    Establecer pausas en momentos estratégicos de la jornada ayuda a crear una rutina saludable y predecible para el equipo. Por ejemplo, a media mañana y media tarde, cuando suelen disminuir los niveles de energía.
  • Seleccionar el tipo de pausa activa (estiramientos, respiración, juegos, caminata corta).
    Elegir el tipo de actividad según el objetivo del momento: relajarse, reactivar el cuerpo o despejar la mente. Esto evita la monotonía y permite adaptarse a las necesidades del equipo.
  • Designar a un facilitador o líder de pausa (puede rotar entre el equipo).
    Contar con alguien que tome la iniciativa garantiza que la pausa realmente se lleve a cabo y se realice de forma correcta. El facilitador puede ser un voluntario o alguien capacitado por la ARL.
  • Notificar a los colaboradores con antelación mediante calendario o recordatorio interno.
    Informar con tiempo permite que las personas organicen sus tareas sin que la pausa se sienta como una interrupción imprevista. Se puede usar el correo interno, recordatorios de Google o una alarma institucional.
  • Habilitar un espacio físico o virtual adecuado (salón, zona común, videollamada).
    Asegurarse de que el espacio sea seguro y cómodo. En equipos remotos, se puede hacer por videollamada con cámara activa para compartir el momento y promover la participación.
  • Adaptar las actividades a las necesidades del equipo (sedentarismo, estrés, fatiga visual, etc.).
    Identificar los principales riesgos o condiciones de los trabajadores y ajustar los ejercicios. Por ejemplo, si hay fatiga visual, incluir pausas oculares; si hay tensión cervical, priorizar estiramientos de cuello.

Durante la pausa activa

  • Iniciar con una breve introducción o motivación (¡Hazlo divertido!).
    Comenzar con un mensaje que anime al equipo: una frase positiva, una anécdota corta o música ligera. Esto rompe la rutina y predispone al cuerpo y la mente para aprovechar mejor la pausa.
  • Ejecutar la actividad pautada asegurando que sea participativa y segura.
    La pausa debe ser clara, guiada y sin ejercicios complicados. Lo ideal es que todos puedan seguir los movimientos sin riesgo, incluso quienes tienen condiciones físicas particulares.
  • Promover la desconexión del trabajo: sin correos, sin llamadas, sin multitarea.
    La pausa debe ser una desconexión real. Es importante que nadie esté respondiendo correos mientras realiza los ejercicios. Esto también envía un mensaje cultural fuerte: la pausa es parte del trabajo, no un lujo.
  • Observar la participación del equipo (sin forzar, pero incentivando).
    Es clave que el facilitador esté atento a quiénes se integran. No se trata de obligar, pero sí de motivar de forma positiva. Si hay alguien muy reacio, se puede conversar de forma individual luego para entender por qué.
  • Finalizar con una respiración consciente o frase de motivación para volver al trabajo.
    Cerrar con una respiración profunda, una reflexión corta o una frase inspiradora ayuda a retomar el ritmo laboral de manera más enfocada y positiva.

Después de la pausa activa

  • Registrar asistencia o participación (manualmente o por app interna).
    Hacer seguimiento ayuda a evaluar la continuidad del programa. No es para controlar, sino para medir el nivel de adopción y ajustar estrategias si la participación baja.
  • Recolectar feedback mensual (encuesta breve: ¿cómo te sentiste? ¿Te ayudó?).
    Escuchar a los colaboradores permite afinar las actividades. Tal vez algunos prefieran cambiar el horario o incluir más variedad. Un formulario rápido puede dar muy buenos insumos.
  • Analizar cambios en clima laboral y productividad relacionados con la práctica.
    Comparar indicadores como ausentismo, quejas físicas, concentración o satisfacción antes y después de implementar las pausas. Esto dará evidencia sobre su impacto en el bienestar general.

Como en cualquier iniciativa empresarial, es importante medir el impacto de las pausas activas para evaluar su eficacia y obtener soporte para su continuidad. A continuación se presenta una tabla con KPIs (Key Performance Indicators) sugeridos que pueden emplearse para cuantificar los resultados de implementar pausas activas en la empresa. Estos indicadores abarcan aspectos de salud, clima y productividad, y al hacerles seguimiento periódico se puede evidenciar mejoras o ajustes necesarios en el programa:

Indicador (KPI) ¿Qué mide? Cómo medirlo (criterio de impacto)
Tasa de ausentismo por salud. Ausencias laborales relacionadas con enfermedades físicas o mentales. % de horas o días perdidos por incapacidad. Una disminución indicaría mejora en el bienestar gracias a las pausas activas.
Quejas o lesiones músculo-esqueléticas Dolencias físicas asociadas al trabajo (espalda, cuello, muñecas, etc.). Número de reportes al área de SST. Una reducción sugeriría menor sobrecarga física y mejor ergonomía.
Participación en pausas activas Nivel de adopción de la práctica por parte de los colaboradores. % de empleados que realizan la pausa activamente. Participación constante >80% indica integración exitosa.
Productividad operativa Eficiencia en la ejecución de tareas clave del negocio. Comparar métricas como producción/hora, ventas/día antes y después de implementar las pausas.
Clima laboral / satisfacción Percepción de bienestar, motivación y ambiente en el trabajo. Resultados de encuestas internas sobre satisfacción laboral y salud ocupacional.
Rotación de personal Estabilidad del talento humano. Tasa de rotación voluntaria. Una reducción sostenida puede estar asociada a un entorno más saludable y comprometido.

Estos KPIs deben medirse al menos trimestralmente para notar tendencias. Por ejemplo, se puede comparar el promedio de ausentismo del trimestre previo a implementar pausas activas con el promedio del siguiente trimestre. Si se cuenta con apoyo de la ARL, ellos podrían colaborar en evaluar ciertos indicadores de salud (como resultados de evaluaciones médicas periódicas en cuanto a condiciones osteomusculares).No todos los indicadores mejorarán de inmediato, pero una tendencia positiva en varios de ellos será evidencia del beneficio global del programa de pausas activas. Es importante comunicar estos resultados a la alta gerencia: mostrar, con datos, cómo invertir tiempo en el bienestar de los empleados genera retornos, ya sea en reducción de incapacidades, mejor clima organizacional o mayor estabilidad del personal. De esta forma, las pausas activas dejarán de verse como algo “blando” y pasarán a ser reconocidas como una práctica empresarial estratégica, respaldada por números.

En conclusión, las pausas activas son breves intervalos durante la jornada laboral dedicados a ejercicios de estiramiento y movimiento, con el objetivo de cuidar la salud de los trabajadores y mejorar su rendimiento. Hemos visto que su importancia radica en prevenir enfermedades derivadas del sedentarismo, reducir el estrés y fomentar un entorno laboral más positivo. Las razones para incorporarlas van desde cumplir con la normatividad colombiana –que exige promover estas pausas con apoyo de las ARL– hasta aprovechar los múltiples beneficios físicos y mentales que brindan, como mejor postura, menor fatiga y mayor concentración.

Implementar pausas activas no es complicado: con una buena planificación, compromiso de la empresa y apoyo de la ARL, cualquier organización en Colombia puede integrarlas en su rutina diaria. Ya sea una pequeña empresa familiar o una gran corporación, los ejemplos prácticos mostraron que con 5-10 minutos de ejercicios simples (estiramientos de cuello, hombros, piernas, respiración profunda, etc.), los colaboradores recargan energías y trabajan más a gusto. Además, el seguimiento mediante KPIs permitirá evidenciar mejoras en ausentismo, clima laboral y productividad, confirmando que esta inversión de tiempo trae retorno en bienestar y eficiencia.

El llamado a la acción para los líderes y dueños de empresas es claro: empiecen cuanto antes a promover las pausas activas en sus equipos de trabajo. Pueden iniciar de forma piloto, por ejemplo, implementándolas en un área de la empresa y luego extendiéndolas a toda la organización. Apóyense en los recursos disponibles –guías de MinTrabajo, asesoría de su ARL, experiencias de otras empresas– y adapten las pausas a la realidad de sus operaciones. Lo importante es dar el primer paso hacia una cultura laboral más saludable.

Recuerde que empleados sanos y motivados se reflejan en una empresa más productiva y competitiva. Las pausas activas son una herramienta sencilla pero poderosa para lograrlo. ¡Incorpórelas en su jornada laboral y sea testigo de la diferencia! Sus colaboradores se lo agradecerán con mejor ánimo y desempeño, y su empresa cumplirá con la legislación a la vez que cosecha los frutos de un equipo de trabajo en óptimas condiciones. No espere a que aparezcan los problemas de salud o rendimiento: actúe ahora implementando pausas activas y siembre el bienestar en su organización. Sus resultados hablarán por sí solos.

Luzma

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